Hay días en que una, optimista por naturaleza, encuentra motivos muy concretos para creer que, aunque lentamente, algo se va moviendo en la escuela, en la Escuela Pública con mayúsculas.
Dos maestras y una madre del CRA Ariño-Alloza de Teruel, contaron su experiencia de cinco años como Comunidad de Aprendizaje, utopía hecha realidad, os lo aseguro.
Ahora van a soñar su futuro, todos, familias, alumnado, profesionales… participando de verdad, sin pantomimas vacías de contenido, organizándose para conseguir lo que han soñado.
Y pasé una mañana con la lágrima a punto de caer, o cayendo… porque allí, de verdad, se estaba hablando de cambiar la escuela.
Os deseo, amigos y amigas, una hermosa travesía.
Luego llegué a casa y entré en Rayuela, tenía que poner "las notas", ahora ya no basta con decir que los chicos progresan, no, hemos vuelto hacia atrás unos añitos, hay que poner calificaciones de suficiente a sobresaliente… por ley, una ley hecha por un partido que se dice de izquierdas. Y sentí que me desinflaba por dentro, porque ahora, después de muchos años de respeto a los niños, de evaluar explicando, valorando lo conseguido, para seguir avanzando… ahora, tengo que volver a etiquetar , ¡¡¡menuda estafa!!!… y me siento calificando-clasificando-etiquetando para el mercado… y pienso en los que por allá arriba andan trazando estas leyes, y se me vienen malos pensamientos a la cabeza, deben tenerlo muy claro, ellos.
Eso sí, que no nos cuenten películas, que no vengan hablando de estímulos, de recompensar el esfuerzo… de mentiras. Porque nosotros sabemos que un niño no necesita para aprender más que su curiosidad insaciable y nuestro apoyo, y ahí es donde hay que estar, guiando, mostrando posibilidades, animando, haciéndoles sentir que pueden… Y poner etiquetas, calificar/clasificar… es cualquier cosa menos educar.
Claro que, si se trata de calificar…¿ por qué no empezamos a ponernos nota a nosotros mismos? Ministra, consejera, maestros y profesores… porque somos nosotros los que fracasamos cuando fracasa un niño. Porque ellos vienen al mundo ávidos de aprender y les interesa TODO, y qué hacemos para que tras varios años de escuela estén tan hartos que lo que de verdad les interesa lo aprenden al margen nuestro, porque eso sí, aprender siguen aprendiendo, está en su naturaleza.